
Cada vino tiene su historia. Su cosecha, cepaje y origen esconden un placer que lo hace único. Como estos elementos, la guarda es clave para conservar y potenciar sus virtudes. Desde rincones íntimos hasta verdaderas cavas privadas, existen múltiples propuestas para armar una bodega en casa.
Para cualquier opción, los especialistas recomiendan respetar una premisa: para que un vino evolucione correctamente hay que "molestarlo" lo menos posible. El ABC de una guarda indica que deben permanecer en condiciones constantes de temperatura (12º a 17º), humedad (60 a 80 por ciento) y luminosidad tenue.
Lo ideal es que la bodega tenga su espacio propio. "Para construir una cava, hay que planificar una bodega con un mínimo de 300 a 1.500 botellas. Se debe estimar unas 65 botellas por metro cuadrado", explica el arquitecto mendocino Mario Yanzón. Una cava base podría tener 9 metros cuadrados. El arquitecto Alberto Díaz Navarro aconseja "utilizar pisos pétreos o adoquines de quebracho; y que los revoques de las paredes sean permeables a la humedad de la tierra".
Claro que, para hacer una cava, hay que estimar una inversión superior a los $ 10.000. Díaz Navarro propone algunas alternativas, como reciclar un baño o un placard. Lo importante es que el espacio no tenga contacto con la luz natural ya que los rayos ultravioleta tienen un efecto oxidante. "También se trata de evitar las luces calientes, como las dicroicas", acota Yanzón.
La distribución de las botellas es otro tema a considerar. Se organizan por cepajes, cosecha y región. Y para perfeccionar el almacenamiento, los aficionados pueden llevar un registro (en fichas o por computadora) con características del vino y lugar de compra. Los estantes se arman con maderas no perfumadas (álamo, paraíso) o de zonas húmedas (como quiri y timbó) con un espesor de 1,5 pulgada para soportar un mayor peso.
Dentro de otro ambiente
La bodega también se puede incorporar a otro ambiente, buscando siempre espacios con pocas variaciones de luz, temperatura y humedad. Un error recurrente, explican los especialistas, es colocarlas en la cocina, donde hay una gran amplitud térmica.
Las propuestas son variadas. Las bodegas se adaptan al estilo y los espacios disponibles. Se montan sobre una pared tipo estantería o se colocan en la parte posterior de una barra-bar. Cumplen una función decorativa, dando calidez al ambiente. Además, la elección de las maderas suele ser más flexible aunque, al haber un menor control de los factores ambientales, no conviene usarlas para guardas prolongadas.
Una alternativa para controlar la guarda de los vinos son las bodegas climatizadas. Los equipos están aislados y cuentan con un sistema de refrigeración con evaporador, que controla la temperatura y humedad. En las puertas delanteras se usan vidrios con filtros UV para evitar los rayos ultravioletas.

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