El crecimiento que tuvo el negocio internacional de la bodega en los últimos años demanda un grado de agilidad que hoy aporta un aliado fundamental: la aduana domiciliaria.
El mes pasado, mediante una resolución de la Dirección General de Aduanas (DGA), las operaciones de comercio exterior desde la planta de San Juan, fueron incorporadas al régimen de aduana domiciliaria. El sistema permite realizar el control de las operaciones de exportaciones dentro de la bodega, y se suma de este modo a la aduana domiciliaria que la firma tiene habilitada desde 2007 en su fábrica de Mendoza.
"Este esquema permite mejorar los tiempos de respuesta a los procesos logísticos y de servicio al cliente para los mercados internacionales. Actualmente exportamos a 70 países y somos líderes tanto en el mercado interno como en ventas externas de vino embotellado", dijo a LA NACION Marcelo Díaz, gerente Customer Service para Negocios Internacionales de Peñaflor.
La gerencia a cargo de Díaz se encarga de brindar servicios para el cliente de comercio exterior, de consolidar los despachos de las seis bodegas que tiene el grupo. "Cada bodega es independiente en cuanto a su viña, su enólogo, su ingeniero agrónomo, sus productos, su marketing, su comercialización, pero consideramos estratégico el hecho de poder organizar los despachos de exportación desde un único centro del que fluyen los vinos embotellados", explicó.
Díaz admitió que el proceso para contar con una aduana domiciliaria es "bastante álgido" porque la aduana extiende su acción de contralor desde los puntos de salida internacional de la mercadería, como son las zonas aduaneras primarias, lo que exige, además de un mínimo de operaciones y facturación anual -es decir ser considerado gran operador-, confiabilidad y exigibilidad fiscal impoluta y comprobada.
Luego contó que cuando en 2004 el Grupo empezó a notar que sus exportaciones tenían un crecimiento sostenido, los inversores decidieron acompañar ese aumento no sólo desde el punto de vista de la producción, con la incorporación de más viñedos, por caso, sino en el aspecto logístico, y allí surgió el recurso de la aduana domiciliaria.
"Quienes estamos en esta actividad sabemos lo complejo que es poder desarrollar y mantener mercados globales, donde resulta tan estratégica la calidad de los productos y la destreza comercial, como el servicio al cliente. Y este servicio al cliente es entendido en entregas en tiempo y forma. Esta crisis macromundial nos llevó a entender que nuestros clientes también buscaban minimizar sus costos en concepto de stock de mercadería ociosa, y los limitaron a tal punto que nos obligó a tener un nivel de despacho más ágil y dinámico para poder abastecerlo. Es parte del famoso just in time del que se habla, que fue muy necesario y los está siendo en este momento", señaló Díaz.
Aduana domiciliariaUna vía para agilizar las exportaciones
El Grupo Peñaflor empezó a realizar operatorias de despacho internacional desde una de sus bodegas en San Juan; los efectos de la crisis en el sector
lanacion.com | Comercio exterior | Martes 1 de diciembre de 2009

No hay comentarios:
Publicar un comentario